martes, 5 de octubre de 2010

Tetra brik



Y la cosa no va de leche, ni zumos, ni nada que pueda envasarse en un tetra brick. Va de amor. Sí, sí, de relaciones. Hoy me he acordado de una conversación que tuve con un chico con el que ligué hace ya tiempo. Es un personaje de mucho cuidado, claro que… ¿quién no lo es? La primera vez que quedamos más que una cita fue una sesión de psicoanálisis, yo eschucaba mientras él, sentado en la silla-diván, me confesaba sus secretos más… grises. Reconocía no saber estar solo y haber sido infiel a todas sus novias. Me desconcertó la verdad, pensé: ¿y éste quiere ligar conmigo? El caso es que, más allá de sus intenciones, la conversación fue interesante y divertida y a mí me dio que pensar.

Así, haciendo resumen, me vino a decir que prefería en lugar de abrir el cartón grande de leche y tener que beber todos los días un poco o correr el riesgo de que se corte, comprar los pequeñitos, esos tetra briks que vienen de seis en seis y con pajita, porque así consume cuando tiene ganas, sin riesgo a empacharse o a tener que tirarlo o dejar que se agríe.

En aquel momento no supe qué contestar, hoy sí tengo una respuesta. ¿Vosotros?

3 comentarios:

  1. Uff soy malísima para esto de las metáforas quieres decir que la esencia pura viene siempre en frasco pequeño??? jaja sorry Areusa es que estás de un intenso! Pero molaaa!!
    Deberías ser actriz ;))

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  2. Yo también tengo una respuesta. Y ale, tampoco te la digo.

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  3. Ay madre...a todos los bricks acaban por salirle moho...

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