sábado, 23 de octubre de 2010
Generación 90210
Sí, no bajes la cabeza y te hagas la loca. Basta con echar un vistazo a tu armario y ver esas prendas que todavía guardas la esperanza de que se vuelvan ‘vintage’. Los noventa están aún demasiado cerca y esos pantalones elásticos del Zara que el gran Amancio decidió poner a la venta en toda su variedad cromática no se van a volver a poner de moda.
Porque ya lo dijo alguien; las modas vuelven si señor. Y cuando revisamos álbumes y vemos esas ‘pintas’ (porque no tiene otro nombre) que nos gastábamos hace diez años nos sangran los ojos y nos entran ganas de coger el Delorean sólo para darnos una colleja o prender fuego a toda nuestra indumentaria al grito de ‘¡Insensata!¡Hereje!’. Pero es así, en aquel momento lo llevábamos porque era ‘cool’.
Nuestras ‘trendsetters antaño’ madres nos veían con el campana y decían: ‘Ay, igualitos que los que llevaba a tu edad’, y maldecían cuando te veían llevarte toda la mierda de la ciudad porque pensabas que era lo más arrastrar los bajos del pantalón. Qué tiempos.
He de reconocer que no he vuelto a catar un plumas desde que tenía 15 años, y que la única pluma de pato que veo es la del nórdico de la cama, pero entonces ¿Quién no tenía un plumas? ¿Quién no tenía unas botas de trekking más dignas de una expedición de Jesús Calleja que de una adolescente pre menstrual? ¿Quién no tuvo un verano feliz en mallas y camiseta? ¿Quién no odió las camisas de cuadros en su adolescencia y de paso maldijó a Kurt Cobain hasta que el pobrecito se murió? TODAS.
Sólo tenemos que ver nuestros leggings, las trekking de tacón (Amancio ¿por qué nos haces esto?), las hombreras, o las dichosas camisitas grunge persiguiéndonos desde hace dos temporadas. Agachemos la cabeza y reconozcámoslo como adictos en terapia: ‘Sí, soy una víctima de la moda’.
Asumámoslo, parece que los noventa empiezan a asomar la patita y lo peor es que nosotras caemos como moscas en la miel. ¿Quién no quiso ser Brenda Walsh y estar saliendo con Dylan?
Ahora sólo nos queda rezar porque aquellos pantalones permanezcan encerrados para siempre en nuestras peores pesadillas. Aaaamén.
martes, 19 de octubre de 2010
¡Me encanta cumplir años!
No puedo evitar escribir acerca de mi fin de semana, y es que ha sido muy especial. Fue mi cumpleaños, 29 años, lo digo bien alto y claro, sin pesadumbre alguna. Me gusta cumplir años. Esta vez y por motivos que no vienen al caso decidí no celebrarlo, aunque alguna caña a mis amig@s les iba a caer, pero nada especial (la última fiesta acabó viniendo la policía y los vecinos no estaban muy contentos, con razón claro)
El plan era una escapadita regalo de mi esposo, mi hombre, mi narizón, (no soy pastelosa vale?, y no, no tengo alianza, 'not yet'), el caso fue que a la vuelta de ese viaje maravilloso y express, el sábado por la noche, destrozada, sin maquillar, despeinada por el viento, y con un vestido muy mono de flores llegamos a casa..., luces apagadas, olor a tabaco, raro, perfume desconocido, raro, raro, sombras sospechosas en el salón, piernas temblorosas, y... ¡SORPRESA!, no había luz, eehhh!! no había luuuuz, y de repente ahí estaban todos, MIS AMIGOS, con los que comparto mi vida día a día, en el trabajo, en mi casa, en los mails cadena que te amenizan la jornada laboral, ex compañeros que no ex amigos, opositoras, novios, novias y las culpables de esa grata sorpresa, mis dos mejores amigas... y en mi corazón también todos los que no pudieron venir.
Cuando me acosté pensé, ¡qué bonito es sentirte querida!, ¡qué bonita es la amistad!, ¡cómo me alegro de que mis padres me inculcaran este sentimiento y que siempre lo defienda! Mi post se lo dedico a todos los que hicieron sentirme especial. Insisto ¡ME ENCANTA CUMPLIR AÑOS!
* #sinolodigomemuero: Entre todos los regalos que me encantaron, aquí mis compis de blog, y otros tantos me regalaron esta bonita Diana F+, ya colgaré alguna foto lomográfica, y os contaré sobre mi pasión por la foto.
viernes, 15 de octubre de 2010
Moda y hombres, la misma historia
Después viene la desilusión, y llegar a casa y buscar online, recorrer otras tiendas, encargárselas a una amiga que vive en otra ciudad, y nada. Solo las quería a ellas y ya era demasiado tarde, como suele pasar con todo en la vida… ¿Y cómo salir de esa crisis? Al principio se pasa fatal, me tiré un buen tiempo recorriendo las mismas tiendas donde ellas habían estado una vez. La consecuencia de tanto y tanto salir de shopping es que cada vez que las buscaba y no las encontraba, ahogaba mis penas supliendo mis expectativas con otras prendas y complementos, que no necesito para nada, pero que me han ido alegrando la vida y subiendo la autoestima hasta la fecha.
jueves, 14 de octubre de 2010
Por sus tuppers las conoceréis
Una, que es curiosa (¿cotilla?) por naturaleza, tenía que husmear el contenido de cada recipiente antes del primer bocado. Incluso llegué a establecer un concurso diario que premiaba, con una mezcla de admiración y envidia, el plato más sobresaliente.
¿Somos lo que comemos? Meses de investigación tupperil me llevan a la conclusión de que algo de verdad hay en ese cacareado eslogan incitador al consumo masivo de verdura (en la más verde de sus variedades). Al menos, creo yo, aquellas comidas envueltas en plástico sí que decían algo de quien daba buena cuenta de ellas.
Los tuppers de Miss Pensieri eran de los que más miradas recelosas levantaban. Comida casera con toques modernos. Desde una contundente soja con chorizo (con toda la pinta de ser lentejas con chorizo y con sabor a lentejas con chorizo, pero, oye, no) hasta su mítica tortilla de patatas guisada, pasando por unas croquetas de queso que quitan el hipo. Y, a veces, llevaba un poquito de parmesano rallado para acompañar alguna de las delicias italianas que curiosamente también abundan en su dieta. Miss Pensieri tiene una filosofía que comparto plenamente: “Un día sin queso es un día perdido”.
Si de los tuppers de La Casita Lapona se deduce alguna filosofía culinaria, esta podría ser “para que cocinar si puedo dormir”. Platos funcionales y de sencilla elaboración para acabar de llenar el buche. Porque que dé pereza bajar al súper o encender los fogones mientras echan cualquier cosa en la tele, no está reñido con ser una ñampa zampa de categoría. Si en algo coincido con la Lapona no es, desde luego, en la devoción por los finlandeses melenudos, sino en el amor por los desayunos, re-desayunos, pre-almuerzos y meriendas. El hambre, oh cuánto, nos pone de mal humor.
Ahora que lo pienso, pocos tuppers he podido olisquear facturados por Areusa. Ella come algo más tarde por una buena causa que no desvelaré para salvaguardar su intimidad y mantener un halo de misterio alrededor de su persona. En los que he visto, comida sana y rica, rica. ¡Barriga llena, corazón contento! ¿O no?
Los de Kiddo no lo son en realidad, pero si lo fuesen, serían el Rolls Royce de los tuppers. Kiddo jugaba en otra liga. Todas soñábamos con tener una caja de Vitalista encima de vuestras mesas cada mañana pero Kiddo era la elegida. Esa caja es un oasis que surte de alimentos y bebida durante toda la jornada. Todo riquísimo. Todo sanísimo. Si miráis a Kiddo con ojitos de gato de Shrek puede que os ceda la merienda. A mí me funcionaba.
¿Y los míos? Pues en honor a la verdad, su calidad sufría bruscos altibajos. Contenían desde tristes arroces y pastas “a lo que haya en casa” a recetas mucho más elaboradas como aquella lasaña de morcilla que marcó época. Y muchos días ni siquiera los traía. La culpa se la reparten a partes iguales la holgazanería y la tentación en forma de carrito de Viena Capellanes: el tándem “come caliente por 1,20” + tarta de queso era irresistible.
Nota: me falta un tupper pero ¿cómo se llama su propietaria?
martes, 12 de octubre de 2010
Lluvia, invierno y heavy metal
No es por ser egocéntrica, pero creo que no existe mejor primer post que una carta de presentación. Para que lean lo que lean no me digan luego que no les avisé.
Miren, yo es que vine del frío. Por eso las sandalias si son con calcetines pues mejor, que luego ya se sabe por donde empiezan todos los resfriados. No soy muy amiga del verano, y los primeros soplos de lluvia me vienen que ni pintados. ¿Qué mejor que cuatro nubes y un paraguas? Me imagino a alguno/a que al leer esto querrá sacarme los ojos con el susodicho, pero oigan, los amantes del frío también tenemos derecho a ser felices. (Insensatos. Algún día se darán cuenta.)
Viviría en un invierno nuclear, para chapotear con las Wellington por las calles de Madrid, o de Londres, de Helsinki o de Estocolmo ¿Me vais pillando? Viviría encerrada en casa con mis dos gatos, pero me gustan demasiado los trapos frente al espejo como para no salir de cuatro paredes. ¡Ah! Y me gustan los melenudos, la nieve y el heavy metal, aunque soy un poco ‘lady’ cuando quiero…así estilo ‘reina de las nieves’. ¿Que iba a decíros sino una 'casita lapona'?
martes, 5 de octubre de 2010
Tetra brik
Y la cosa no va de leche, ni zumos, ni nada que pueda envasarse en un tetra brick. Va de amor. Sí, sí, de relaciones. Hoy me he acordado de una conversación que tuve con un chico con el que ligué hace ya tiempo. Es un personaje de mucho cuidado, claro que… ¿quién no lo es? La primera vez que quedamos más que una cita fue una sesión de psicoanálisis, yo eschucaba mientras él, sentado en la silla-diván, me confesaba sus secretos más… grises. Reconocía no saber estar solo y haber sido infiel a todas sus novias. Me desconcertó la verdad, pensé: ¿y éste quiere ligar conmigo? El caso es que, más allá de sus intenciones, la conversación fue interesante y divertida y a mí me dio que pensar.
Así, haciendo resumen, me vino a decir que prefería en lugar de abrir el cartón grande de leche y tener que beber todos los días un poco o correr el riesgo de que se corte, comprar los pequeñitos, esos tetra briks que vienen de seis en seis y con pajita, porque así consume cuando tiene ganas, sin riesgo a empacharse o a tener que tirarlo o dejar que se agríe.
En aquel momento no supe qué contestar, hoy sí tengo una respuesta. ¿Vosotros?
domingo, 3 de octubre de 2010
Nunca digas 'No' a la moda
No me dan miedo las tendencias, ni me importa arriesgarme, aunque me digan hortera, la cosa es que siempre que sale una tendencia digo 'esto si que no me lo pongo, de verdad', y al final cae en mi 'cuerpito' serrano.
Me pasó con los pitillo, con las hombreras, con las campanas, me pasó con los Oxford... así podría estar todo el día. Con lo último que me ha pasado es con esta tendencia guiri, que ha dado nombre al blog, la de llevar sandalias con calcetines, (se entiende por sandalias, unas monas de tacón con plataforma... no tipo las de la playa), cuando empecé a ver en el catálogo de Zara.com (soy adicta a Inditex), que el entretiempo se adueñaba de las sandalias con calcetines y calzas... me reí a carcajadas y ahora... bueno pues ya sabéis el resto...
pd: Prometo mejores fotos ;))