jueves, 14 de octubre de 2010

Por sus tuppers las conoceréis

Durante algún tiempo, todas nosotras compartíamos techo a la hora de comer en aquellas jornadas de madrugón y oficina. El techo de la oficina, se entiende. El menú, fruto (salvo honrosas excepciones) de la una nómina exigua y de la ausencia de cheques-restaurante, se servía en tupperware.


Una, que es curiosa (¿cotilla?) por naturaleza, tenía que husmear el contenido de cada recipiente antes del primer bocado. Incluso llegué a establecer un concurso diario que premiaba, con una mezcla de admiración y envidia, el plato más sobresaliente.

¿Somos lo que comemos? Meses de investigación tupperil me llevan a la conclusión de que algo de verdad hay en ese cacareado eslogan incitador al consumo masivo de verdura (en la más verde de sus variedades). Al menos, creo yo, aquellas comidas envueltas en plástico sí que decían algo de quien daba buena cuenta de ellas.

Los tuppers de Miss Pensieri eran de los que más miradas recelosas levantaban. Comida casera con toques modernos. Desde una contundente soja con chorizo (con toda la pinta de ser lentejas con chorizo y con sabor a lentejas con chorizo, pero, oye, no) hasta su mítica tortilla de patatas guisada, pasando por unas croquetas de queso que quitan el hipo. Y, a veces, llevaba un poquito de parmesano rallado para acompañar alguna de las delicias italianas que curiosamente también abundan en su dieta. Miss Pensieri tiene una filosofía que comparto plenamente: “Un día sin queso es un día perdido”.

Si de los tuppers de La Casita Lapona se deduce alguna filosofía culinaria, esta podría ser “para que cocinar si puedo dormir”. Platos funcionales y de sencilla elaboración para acabar de llenar el buche. Porque que dé pereza bajar al súper o encender los fogones mientras echan cualquier cosa en la tele, no está reñido con ser una ñampa zampa de categoría. Si en algo coincido con la Lapona no es, desde luego, en la devoción por los finlandeses melenudos, sino en el amor por los desayunos, re-desayunos, pre-almuerzos y meriendas. El hambre, oh cuánto, nos pone de mal humor.

Ahora que lo pienso, pocos tuppers he podido olisquear facturados por Areusa. Ella come algo más tarde por una buena causa que no desvelaré para salvaguardar su intimidad y mantener un halo de misterio alrededor de su persona. En los que he visto, comida sana y rica, rica. ¡Barriga llena, corazón contento! ¿O no?

Los de Kiddo no lo son en realidad, pero si lo fuesen, serían el Rolls Royce de los tuppers. Kiddo jugaba en otra liga. Todas soñábamos con tener una caja de Vitalista encima de vuestras mesas cada mañana pero Kiddo era la elegida. Esa caja es un oasis que surte de alimentos y bebida durante toda la jornada. Todo riquísimo. Todo sanísimo. Si miráis a Kiddo con ojitos de gato de Shrek puede que os ceda la merienda. A mí me funcionaba.

¿Y los míos? Pues en honor a la verdad, su calidad sufría bruscos altibajos. Contenían desde tristes arroces y pastas “a lo que haya en casa” a recetas mucho más elaboradas como aquella lasaña de morcilla que marcó época. Y muchos días ni siquiera los traía. La culpa se la reparten a partes iguales la holgazanería y la tentación en forma de carrito de Viena Capellanes: el tándem “come caliente por 1,20” + tarta de queso era irresistible.

Nota: me falta un tupper pero ¿cómo se llama su propietaria?

8 comentarios:

  1. Pedazo entrada de bienvenida la de Sarap, nosotras pensando en qué post escribir para presentarnos y ella con una simple ojeada a nuestros tuppers lo ha dicho todo, o algo que nos define! chapó!
    Me quito el sombrero... y mi merienda siempre será tuya lo sabes... love u!

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  2. ay sarap....no puedo parar de reir!no se si del ingenio o de lo mucho q te exo de menos a ti y nuestros desayunos en los olivos...vuelve!!

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  3. he de decir que estoy de acuerdo... los días sin queso son días perdidos!!:)

    Enhorabuena por el blog!

    Besos a todas!!

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  4. Yo tb estoy de acuerdo que sería de mi vida sin el queso!!! viviría dentro de un queso, vale no olería bien pero sería tan feliz! jajajaj

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  5. Me ha encantado este post!! ha sido genial! es verdad que los tuppers son decisivos!! lo mismo me pasaba en la facultad!genial!

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  6. Me encanta como has sabido captar mi esencia, y la de mi comida! Que viva el queso, por algo me llaman también RATONA!

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  7. Que sepas que a raíz de este post mis tuppers ya son los mismos, jajajaj, son mejores

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  8. Areusa, no se pueden hacer esas afirmaciones así, gratuitamente. Exijo pruebas.

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